Cisne Negro

El lago de los cisnes de Piotr Tchaicovski debe ser uno de las danzas clásicas más famosos del mundo.
Cuenta la historia de una princesa que es convertida en cisne por un hechicero y que sólo se transforma en mujer por las noches. Un príncipe, que estaba de cacería, se enamora de ella, pero el brujo utiliza una artimaña (una gemela malvada) para evitarlo.
Black Swan (Cisne Negro, 2010), es una película atrevida y un poco macabra.
Quien piense que disfrutará de una cinta donde la gracia y la belleza del ballet son la esencia de la misma, quedará defraudada.
El ballet sólo sirve como base para contar la historia de Nina (Natalie Portman), una bailarina de una compañía que ve pasar los años sin conseguir pegar su salto a la fama.
La vida de Nina, una joven dedicada a su profesión, es sacrificada, vive, respira, come y sueña ballet. Una niña-mujer, que vive con una madre controladora, que proyecta en ella sus sueños truncados.
La renuncia obligada de la estrella (Winona Ryder), le dará la oportunidad de audicionar para primera bailarina ante Thomas (Vincent Cassel), el director de la compañía.
La inocencia de Nina la hace perfecta para el rol del Cisne Blanco, pero el director tiene sus dudas sobre si es capaz de interpretar el oscuro Cisne Negro. La competencia por el rol es dura y su rival será Lily (Mila Kunis), la nueva y exótica bailarina con la que mantendrá una relación de amor/odio.
La presión de su madre, del director, de la competencia y de sí misma, harán mella en la delicada Nina al punto de no poder distinguir realidad de fantasía. Y los espectadores, como ella, entramos en una vorágine, nos confundimos y nos sorprendemos.
Vemos a Nina despojarse del virginal y etéreo Cisne Blanco y convertirse en el sensual y oscuro Cisne Negro. Despojándose de años de restricciones, ataduras, sufrimientos, liberándose de la disciplina, tomando un camino que la llevará a la autodestrucción pero también a la perfección.
Natalie Portman está increíble. Con su cuerpo delicado y su belleza clásica, se transforma con su personaje y hace una excelente interpretación. Aunque no rodó todas las escenas de ballet, se esforzó en mostrar lo máximo y creo que debería arrasar con todos los premios de la temporada.
Los secundarios también están muy bien y hacen que sea una gran película. La música, el vestuario, las coreografías son perfectas. La escena donde Nina interpreta al Cisne Negro, llena de simbolismo y gran un expresividad, es una belleza.
Con escenas fuertes y contenido erótico, es un thriller psicológico donde nada es lo que parece y que desmitifica la imagen "rosa" del ballet.
Y como la dicotomía de su Cisne Blanco/Cisne Negro, tiene tantos amantes como detractores. A mí me atrapó, pero como otras cintas del director Darren Aronofsky, no es para todos los públicos.


Si hay gente, como yo, que puede esperar hasta febrero, sólo vayan al enlace.