jueves, 26 de agosto de 2010

Una pérdida de tiempo


La entrada de hoy será dedicada a dos libros y una película que me hicieron sentir que había perdido hermosas horas de mi vida.
El libro Despedida (Hourglass, Claudia Gray), es el tercero de la saga Medianoche. La historia de la semivampira Bianca y el cazador de vampiros Lucas, que comenzó con Medianoche, una academia donde los vampiros van para "modernizarse" y donde hay un joven de una organización que caza vampiros. Pero los planes de Lucas no salen como esperaba y termina enamorado de una semivampira. Dentro del género, no era un mal libro, era una mezcla de Buffy, Crepúsculo, con toque de Harry Potter y una dosis de grata de sorpresa.
El segundo libro, Adicción, que narraba los peligros a los que se enfrentan Bianca y Lucas al huir del internado, me pareció bastante flojo. Sólo llegué a leer el tercero como censora de lectura de una menor de 12 años.
Despedida nos sigue contando las aventuras y desventuras de la joven pareja, que no por ser un año mayores son más inteligentes.
Deja mucho que desear, ya no tiene el efecto sorpresa que caracterizó al primero, y lo que es obvio para el lector, no lo es para los personajes.
Pero nuevamente, lo que a mí no me gustó, a la preadolescente que lo leyó una vez aprobado, le encantó y espera con ansias la traducción del cuarto (y espero que último), libro, Afterlife.

El siguiente libro lo leí por masoquismo. Otra vez vampiros eternamente adolescentes y enamorados.
En este caso, el último libro de la saga The Vampires Diaries, Damon, el retorno. En el final de Invocación (el cuarto libro), Elena vuelve de entre los muertos y no sabemos qué sucederá entre los hermanos Salvatore.
Si Invocación ya resultaba un tanto aburrido, Damón es pesado, lento, tedioso y cansador.
Elena es un ángel? una mariposa gigante? un hada?, vaya uno a saber, lo único que queda claro es que, a pesar de haber vuelto de la muerte, no es más sabia que antes.
Damon es tan malo que cansa y Stephan tan bueno que aburre. Los amigos son cada vez más abnegados.
LJ Smith, gracias a la serie televisiva, decidió retomar la saga y seguir escribiendo. Bien por ella, pero por respeto a los jóvenes lectores, espero que los próximos sean mejores.

Cuando me enteré que filmaban la segunda parte de Sex and the City pensé que no era necesaria. Pero no me disgustaba la idea de volver a ver a Carrie, Miranda, Charlotte y Samantha.
El problema fue que, al momento de su estreno, nadie estaba interesado en acompañarme y la dejé pasar. La vi recientemente y me alegré de no haber pagado una entrada de cine.
Son dos horas y medias de desfile de modas. Una historia sin sentido sólo para mostrarnos el guardarropas increíble de las cuatro.
No hay dos escenas con el mismo atuendo, ni los mismos zapatos, ni la misma cartera. El sueño de cualquier fashion diva. Pero de argumento, cero, nada.
Una leve y superficial crítica a la vida que llevan las mujeres en los países islámicos y no mucho más.
Un viaje a un país exótico donde son tratadas como reinas y en donde Carrie se encontrará con su ex prometido con el cual se besará. El toque "dramático" será que Carrie le confiesa el incidente a Mr Big, y éste, después de haberla plantado en el altar y haberla hecho pasar por un millón de cosas, reacciona como si fuera algo atroz.
Fueron más de dos horas que me resultaron eternas, porque por más que me gusta la ropas y los zapatos, para eso miro un desfile.
Algunas críticas opinan que fue una celebración a la amistad, a diferencia de la primera, donde reinó el drama. Pero todo es cuestión de gustos.

sábado, 21 de agosto de 2010

Leo, please forgive me


En el mundo de los sueños uno puede realizar sus fantasías más deseadas, vivir situaciones irreales, correr riesgos en aventuras, visitar lugares que no conocemos y, también, encontrarnos con aquellos seres queridos que han partido.
Christopher Nolan es un director joven que suele hacer grandes películas. Algunas con inmensos presupuestos, como en sus versiones de Batman, pero también a demostrado poder trabajar con un excelente guión y buenos actores, como en la complicada Memento.
Su último proyecto es la película El Orígen (Inception), donde plantea la posibilidad de meterse en sueños ajenos y manipular las ideas de la persona mientras tiene bajas sus defensas mentales.
“Los sueños son una sensación verdadera mientras estamos en ellos, sólo cuando nos despertamos nos damos cuenta de la realidad”.
Dom Cobb (Leonardo Di Caprio), se dedica a sustraer ideas durante el sueño, es el mejor extractor pero también es un fugitivo de la justicia. Su mayor deseo es retornar con sus hijos y para ello acepta un trabajo considerado casi imposible, en lugar de robar una idea, debe implantar una.
Para lograrlo, arma un equipo dispar, desde una arquitecta para que diseñe los espacios oníricos a un experto en suplantar identidades en los sueños.
El Orígen es una película con un guión complejo, la trama de un sueño dentro de otro, más el misterio detrás de Cobb, puede resultar difícil de seguir por momentos, pero no es incomprensible.
Se la ha comparado con Matrix y con The Celd, aunque fuera de algunos aspectos más bien técnicos, no le encontré parecido.

Tiene unas imágenes geniales, sin exagerar con los efectos especiales, utilizados en la medida justa y siempre unidos a la historia, sin exagerar.
Las actuaciones están muy bien, aunque Di Caprio es quien lleva el peso de la película. Ellen Page, Joseph Gordon-Levitt, Ken Watanabe, Tom Hardy, Cillian Murphy acompañan muy bien. Michale Caine tiene una pequeña aparición (parece obligación de Nolan el ponerlo en sus últimos proyectos), y Marion Cotillard está excelente como la esposa “virtual” de Dom Cobb.
Una muy buena película de acción, pero que nos hace pensar en la posibilidad de la manipulación de ideas, de la violación a nuestros pensamientos y deseos más ocultos.

Algunos se preguntarán qué tiene que ver el título de la entrada con el comentario de la película. Es que cuando el boom Di Caprio se disparó tras el fenómeno Titanic, el muchacho no me caía nada bien. Entre la carita de niño y la película extremadamente acaramelada, me producía un rechazo difícil de explicar.
Me negué a ver Titanic en cine y sólo la vi mucho tiempo después cuando se estrenó en el cable. Me esforcé por verla, lo juro, pero fuera de la música y el vestuario, la historia me aburrió al extremo de desear que se muriera de una vez Jack Dawson, ante la incomprensión de todas las mujeres a las que me atreví a comentárselo.
Pero Leo se esforzó, se dedicó a demostrar al mundo (y a mi), que es un buen actor. Ha filmado muy buenas películas, teniendo la fortuna de convertirse en el actor fetiche de un genio como Martin Scorsese. Y, por esta relación, es que vi Shutter Island.

Como buena prejuiciosa, me negué a verla en cine porque creí que pertenecía al género de terror (culpo al trailer por eso), así que la vi hace poco y, nuevamente, me gustó la actuación de Leonardo.
Enmarcada en los años cincuenta, un agente del FBI y ex combatiente de la segunda guerra mundial, llega a una cárcel psiquiátrica a investigar la desaparición de una interna acusada de asesinar a sus propios hijos.
Teddy Daniels (Leonardo Di Caprio) y su nuevo compañero (Mark Ruffalo), quedarán atrapados en la isla por una fuerte tormenta y, mientras se adentran en la investigación, la paranoia y la tensión que comienza a sufrir el agente Daniels traspasa la pantalla y sumerge en esa atmósfera agobiante y opresiva.
Nada es lo que parece y el misterio se aclarará sobre el final. Una lástima que, por mi mala costumbre de querer anticipar el final, mi teoría fuera la acertada y perdió el efecto sorpresa.
Mención especial para Ben Kingsley, que como el director del psiquiátrico, pasa por varios matices demostrando lo buen actor que es, haciéndonos cambiar de parecer en cuánto a sus intenciones.

Además del actor principal, las dos películas tienen en común que el personaje de Di Caprio, oculta su pasado y a sus complicadas esposas muertas.
Una película muy buena, pero lejos de ser una de las obras maestras de Scorsese.
Ahora sí, lo único que me queda decir es, Im sorry, Leo, please forgive me.

miércoles, 11 de agosto de 2010

La complejidad de la vida

Tomándome unos días del trabajo por razones de salud, me dedico a escribir sobre dos novelas que leí hace un tiempo y a las que debía un comentario.

Any human heart, traducido como Las aventuras de un hombre cualquiera, es una novela de William Boyd escrita en forma de diario íntimo.
Esta ingeniosa novela, es la autobiografía de Logan Mountstuart y abarca gran parte del siglo XX.
Entre 1923 y 1991, Logan nos contará la aventura que ha sido su vida. Desde sus primeros recuerdos de la infancia en Montevideo, hasta sus veladas compartidas con grandes artistas y su faceta como espía inglés, su vida estará llena de momentos gloriosos y trágicos, como la de cualquier corazón humano.
Logan no es un personaje que caiga bien, no es el típico héroe. Es una persona compleja, un escritor que no sabe sobre qué escribir, un hombre lleno de egoísmos que se mueve por sus pasiones. En varios momentos me costço entenderlo o simpatizar con él, en otros, sentí lástima por su soledad.
Pero lo genial de la novela, es la forma en que está relatada. No hace sentir parte del relato, como si estuviésemos presentes, compartiendo la intimidad de la vida Logan, un personaje del que, por momentos, olvidamos que es ficticio.
Leí en algún lado que comparaban esta obra con Forrest Gump. Al igual que Forrest, Logan se involucra con distintas personalidades del siglo XX, algunas por casualidad y otras por causalidad.
Dentro de unos meses, se estrenará la versión para televisión de la novela de Boyd. Sam Caflin, Matthew Macfadyen y Jim Broadbent serán los encargados de interpretar a Logan en las distintas etapas de su vida.

Mi amiga Patricia, me envió hace unos meses un libro de George Eliot (cuyo verdadero nombre era Mary Ann Evans).
Sabía muy poco sobre él, tal vez porque está opacado por otras obras de ella, como Middlemarch, El Molino del Floss o Daniel Deronda.
Si alguien lee la sinopsis y se imagina que, la vida de un tejedor ermitaño de un pequeño pueblo puede llegar a ser aburrida, se equivoca totalmente.
Una vez que conocemos la trágica historia de Silas, un hombre tranquilo y honrado, que ha sido traicionado por los que más quería, y que se refugia en el atesorar sus monedas, no podemos soltar el libro queriendo saber más.
La noche que el destino le quita su tesoro, le deja el regalo que más apreciará en su vida. Una pequeña niña de la que nadie aparenta saber nada, llega a su casa y será acobijada por el viejo Silas. El misterio que rodea la llegada de su hija y la desaparición de sus monedas, tardará años en resolverse, pero mientras tanto, Eppie, será el nuevo tesoro del tejedor y quien le cambiará la vida para siempre.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Bim bam boom!

Hace un tiempo comenté varias películas de género romántico, hoy dedico la entrada a las de acción.
Tengo una lista atrasada de libros, música y cine que comentar, así que intentaré ponerme al día.

Knight and Day (Encuentro explosivo) es la última película de acción-comedia protagonizada por Tom Cruise y Cameron Díaz.
Roy Miller es un agente secreto en problemas, que involucra a June Havens (una desconocida con la que se encuentra en un aeropuerto), en su escape. Entre su vida peligrosa y un toque de arrogancia y, la pobre chica que no se hace más que meter la pata, se suceden escenas graciosas en medio de mil persecuciones, tiroteos y explosiones al ritmo del tango.
Si te gustó True Lies (Mentiras Verdaderas, de James Cameron), te va a entretener.

Siguiendo con los espías y las chicas inocentes, Killers, reúne a Katherine Heigl y Ashton Kutcher, en una comedia de espías y enredos bastante predecible y aburrida.
Jen es una mujer un tanto nerd que acaba de ser dejada por su novio. Sus padres la llevan de vacaciones a Niza y el destino la cruzará con Spencer, un presunto agente de una empresa internacional que en realidad es un asesino a sueldo.
Él dejará todo por ella, pero su pasado lo volverá a buscar cuando más normal se ha vuelto su vida.
Un par de momentos graciosos, un final predecible y poca química entre los actores.

En The Bounty Hunter, Nicole Hurley (Jennifer Aniston), es una periodista que al no presentarse al tribunal por un delito menor, se solicita su búsqueda.
La búsqueda recae en su ex marido y ex policía, Milo Boyd (Gerard Butler), ahora un cazarrecompenzas que encontrará en la situación la forma perfecta de venganza.
Por supuesto, llena de momentos predecibles, las cosas no resultan como planeó, y terminan involucrándose nuevamente entre enredos un tanto poco creíbles.
Para pasar el rato.

The Green Zone no tiene romance, es pura acción durante la invasión a Iraq. El teniente Roy Miller (Matt Damon), está cansado de registrar almacenes vacíos en donde deberían estar las "armas de destrucción masiva" por las que supuestamente invadieron.
El soldado comienza a hacerse preguntas que lo conducirán a una red de mentiras y alianzas entre el gobierno y los medios de comunicación.
Por momentos interesante, nos hace recapacitar lo fácil que es manejar la opinión pública cuando se tiene los medios a su favor.

La última de la entrada es The Losers (Los perdedores), una película basada en un cómic, que sólo se me ocurrió ver por la presencia de Jeffrey Dean Morgan (Denny Duquette para los seguidores de Grey's Anatomy).
Un grupo de militares llevan a cabo una operación en Bolivia. Las cosas no salen como estaban elaboradas y los dan por muertos.
Los cinco se ponen en contacto con una enigmática mujer que los ayudará a vengarse de la persona que los involucró (Jason Patric hacía tanto que no te veía!).
Me recordó terriblemente a A-Team (Brigada A), y deja una sensación extraña. Bastante caricaturezco, con personajes malos, malísimos y un final abierto.