Hombrecitos (Desafío clásicos 2)

A pesar que me gusta Louisa May Alcott, es difícil conseguir las versiones completas o "adultas" de sus obras.
Como parte del reto de leer seis clásicos durante el año, elegí la tercera parte de la saga de la familia March.

"Maravillosa y enternecedora historia de los "hombrecitos" habitantes del colegio Plumfield.

En cada una de sus páginas el lector encontrará divertidos y emocionantes episodios sobre las peripecias y aventuras que deben sortear los jóvenes en su lento camino hacia la edad adulta. Temores, deseos, intereses, alegrías son narrados por la autora con verdadera objetividad y crudeza, pero a la vez enterneciéndose y sorprendiéndose de las ocurrencias de sus propias criaturas.

Libro de lectura obligatoria no sólo para jóvenes, sino también para adultos que quieran conocer y adentrarse en la compleja, a la vez que atrapante e ingeniosa mente juvenil."

Este libro continua con la historia de Jo March, ahora la Sra. Baher, es una feliz esposa y madre de dos hijos, que ha logrado el sueño de convertir la vieja casona Plumfield en una escuela donde todos los que quieran, puedan estudiar.

Su esposo, es el encargado de la educación más "formal", mientras que ella será una especie de mamá sustituta de muchos de los niños que tiene bajo su protección.

Entre los estudiantes, encontraremos casos singulares, vidas trágicas, bromas estudiantiles, el valor de la superación personal y la complejidad de educar. También espiáremos viejos personajes, tan familiares para los que hemos crecido con Mujercitas y Señoritas; como Laurie (benefactor de los estudiantes), Meg, sus mellizos y su esposo, John, o los abuelos March.

Entre anécdotas, aventuras, pérdidas y dolores, veremos crecer a estos niños para ir convirtiéndose en pequeños hombrecitos que, gracias a la disciplina con afecto, irán descubriendo sus talentos y posibilidades.
Mostrándose como semillas bien cuidadas que comienzan a dar sus primeros frutos.

"Porque el amor es una flor que crece en todos los suelos, realiza sus dulces prodigios a pesar de las heladas otoñales y de las nieves del invierno, floreciendo bella y fragante todo el año, y llenando de bendiciones tanto a los que dan como a los que reciben".

Con este párrafo cierra el libro y nos deja con el abrazo de la inocencia infantil que aún envuelve a esos niños que están por convertirse en hombres.