No me canso de decir lo mismo, Henry James era un tío complicado,
ya sea por su estilo narrativo como por el destino trágico que tienen casi
todas de sus protagonistas femeninas. Será por estas razones que me gustan tanto los libros que he leído de su autoría.
Daisy Miller no
es la excepción, en esta novela corta, como en otras del mismo autor,
encontramos uno de sus temas preferidos, comparar el espíritu "libre"
del norteamericano que termina siendo seducido por la cultura y modos europeos.
El joven y distinguido Winterboune, un norteamericano que ya ha
adoptado los modos europeos, se ve seducido por el encanto de Daisy Miller, una
jovencita que proviene de una familia de “nuevos ricos” relacionados al
comercio, cuyo padre desea inculcar los buenos modales, pulirla y, tal vez,
conseguir un buen partido para ella.
Su madre vive enferma y ella, ingenua y desenfadada,
pasea su belleza libremente sin temor a mostrarse como una coqueta.
El primer encuentro que se produce en Suiza, le
seguirá más trato en Roma, donde el círculo norteamericano se muestra escandalizado
por la conducta de Daisy y la falta de clase de su familia.
Winterboune intenta “rescatarla” de su posible
condena moral, movido por el cariño que le tiene pero también por su propia
cobardía ya que teme verse involucrado en el escándalo.
Es una novela muy corta, pero no por ello
carece de la complejidad típica de James, que nos revela la hipocresía de una
época cargada de censura puritana que juzga la espontaneidad con la pena del
ostracismo social.