viernes, 11 de julio de 2008

Sergéi Rajmáninov


En el año 1980, se estrenó la película "Somewhere in Time" (Pidele al Tiempo que Vuelva), protagonizada por Christopher Reeve y Jane Seymour, que mezcla romance, drama y viajes en el tiempo. Pero lo que me gustó de ella fue la excelente banda de sonido de John Barry, de la cual me llamó la atención la canción preferida del protagonista. Me enamoré de inmediato de esa canción y estuve años sin saber a quién pertenecía.
Mucho después, descubrí a Sergéi Rajmáninov, compositor de Variaciones sobre el capricho N° 24 para violín de Paganini, escrita para piano y orquesta. Sencillamente maravillosa (encender parlantes, primer canción de la lista). De ahí en adelante, comencé a averiguar sobre este autor ruso y sus obras.
Sergéi Rajmáninov, nació en 1873, desde pequeño fue introducido en la música por su madre. Salió del conservatorio de San Petersburgo en 1892 (fue expulsado) y fue aceptado por el conservatorio de Moscú.
Es considerado como uno de los pianistas más influyentes del siglo XX. Tuvo legendarias facilidades técnicas y manejo rítmico (tenía una largas manos).Su mentor fue nada más ni nada menos que Piotr Tchaicovsky.
Después del fracaso de una de sus obras, pensó en dedicarse solamente a la dirección de la Ópera de Moscú, pero su fama se fue propagando por Europa. Su confianza fue resurgiendo y sus composiciones también.
Cuando comienza la Revolución Rusa, decide abandonarla y refugiarse en París, en primer lugar y, luego, en Estados Unidos, donde finalmente se radicaría hasta su muerte, en 1943.
No soy tan conocedora como para analizar su obra, así que utilizaré palabras ajenas (http://www.pianored.com/rachmaninoff.html).
Escribió cinco trabajos para piano y orquesta: cuatro conciertos y la Rapsodia sobre un tema de Paganini. De sus conciertos, el segundo y el tercero son los más populares, y se los considera en el escalón más alto de los conciertos virtuosos para piano de la literatura romántica. El Concierto No. 3, de hecho, es ampliamente considerado uno de los conciertos para piano más difíciles de todos, y por ello es uno de los favoritos entre los virtuosos del piano. Sus trabajos para piano solo incluyen los Preludios, Opus 23 y 32, junto con el Preludio en Do menor Opus 3 No. 2 del Morceaux de Fantaisie los cuales emplean las 24 teclas mayores y menores del piano. Especialmente difíciles son los Ètudes-Tableaux, los cuales son literalmente piezas de estudio muy demandantes. Están además los Momentos Musicales del Opus 16, y las Variaciones sobre un tema de Chopin, Opus 22. Escribió dos sonatas para piano, las cuales son ambas trabajos monumentales y finos ejemplos del género post-romántico. Sergei también compuso trabajos para dos pianos, cuatro manos incluyendo dos Suites (la primera subtitulada Fantasía-Tableaux), una versión de Danzas Sinfónicas Op. 45, y una Rapsodia rusa.

Para descargar el Concierto N°2 de Rachmaninov y el Concierto N°1 de Tchaicovsky.



http://www.mediafire.com/?udwmb0yjzy1

5 comentarios:

  1. ¡Por todos los dioses!
    Menudo off-topic se nos ha marcado, Luciana. Me descubro.

    «Tratando de recuperar su equilibrio relativista, ese analgésico savoir faire made in England, recurrió de nuevo a sus fetiches: el sabor de la Tanqueray con limón, la noche cálida, el balcón abierto a la vida de agosto con su sillón favorito... La luz oscura de la calle iluminaba el remate con la creciente y la estrella situado en una de las esquinas del salón, como una llamada de otro mundo. Pero, él no veía mucho en ese momento, absorto como estaba en el scherzo del segundo movimiento del Concierto para piano y orquesta de Scriabin. Fácil elección para un adicto a la melancolía, droga dura donde las haya: nada mejor que un ruso para meterse uno de los habituales chutes, para regodearse bien con un buen dolor espiritual en medio del subidón lánguido y yermo. Había en su discoteca numerosos opus de autores de las más diversas nacionalidades a cuál más apropiado para estar presentes en esa clase de desarreglos morbosos. Qué decir de un Mahler, un Liszt, un Berlioz o incluso un Sibelius, por citar algunos bien conocidos por sus altavoces; pero, cuando la tempestad íntima arreciaba, nada como los rusos para maltratarse durante unos cuantos movimientos, calmando los dolores que la vida pone en el camino día a día —y noche a noche— o atemperando la algidez producida por el pesimismo funcional. Por esa razón, reservaba su tríada de divinidades filarmónico-neuróticas, Tchaikovsky, Shostakovich y Scriabin, cuando quería paladear al máximo esa dosis de embarrancamiento anímico, cuando llegaba, en su cénit, incluso a notar un cierto dolor físico en una zona indefinida del cuerpo, entre los pulmones y el bazo, tirando hacia el esófago; una zona escurridiza y volátil donde los sabios de la Edad Media localizaban el alma.»

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  2. Fernando:
    Hermoso fragmento, pero olvidaste citar al autor.

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  3. C'est moi, milady.
    Es un pequeño fragmento de mi novela Kismet.

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  4. Fernando:
    Me imaginé que era suyo. Muy buena descripción de lo que suele producir la música de estos compositores rusos.

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  5. Muchas gracias. Uno escribe de lo que sabe ;)

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