
Los que tienen hijos propios, o como en mi caso, "hijos prestados", saben lo que un niño puede enloquecernos pidiéndonos por meses algo, hasta que lo logra.
Desde que se estrenó el trailer de Toy Story 3, una vocecita de 5 años me taladraba la cabeza que quería ir a verla. Maldito Pixar que se le ocurre pasar el trailer seis meses antes de su estreno.
Al fin la estrenaron y fuimos a reencontrarnos con los juguetes de Andy.
Por si no lo saben, todos los juguetes cobran vida cuando nadie los ve. Es así que conocimos al vaquero Woody, el juguete preferido por Andy hasta que aparece el valiente hombre intergaláctico, Buzz Lightyear. Estos dos personajes tan diferentes, que se harán amigos y compartirán el cariño de su dueño, nos han acompañado en dos películas junto a otros juguetes memorables como la vaquerita Jessie, Rex, el dinosaurio, el Sr. y la Sra. Cara de Papa, el chanchito alcancía, Slinky, el perro salchica estirable y otros más.
Ya al principio de la película comencé a lagrimear. Las imágenes del pasar de los años con la canción de la primera Toy Story, Yo soy tu amigo fiel, es un golpe para los mayores que vemos crecer inevitablemente a los que siempre serán pequeños para nuestros ojos.
Andy ha crecido y pronto se irá a la universidad, pero antes debe dejar su dormitorio en condiciones y, por error, sus muñecos irán a parar como donación a una guardería.
Allí comenzará la aventura, porque lo que parecía un lugar ideal donde vivir, donde los niños jugarían por siempre con ellos, pasa a ser una pesadilla cuando descubren que están en la salita de los más pequeñitos, que no han aprendido aún a cuidar de los juguetes.
Cuando pretenden escapar, una organización mafiosa a cargo del oso Lotso y sus secuaces, Bebote y Ken (sí, el poco masculino novio de Barbie), se lo impedirán.
Tiene momentos sumamente graciosos, toda la etapa de los juguetes atrapados en esa guardería bajo la vigilancia de la "mafia de la guardería" es ingeniosa y divertida.
La cereza del postre es cuando Buzz es reprogramado al español y conocemos su faceta de "amante latino".
Me han gustado varios de los personajes nuevos, en especial Bonnie, que es una dulzura. Aunque las Arvejitas y lo viejos Aliens verdes no se quedan atrás.
Para el final, lleven pañuelos si no quieren hacer papelones frente a cientos de criaturas.
Es que los chicos crecen y nosotros, como estos queridos juguetes, tenemos el privilegio de acompañarlos hasta que, un día, abandonen el nido.
