
He descubierto que tengo cierta obsesión con los vampiros. Para mi tranquilidad también sé que no soy la única. No recuerdo cuándo ni cómo comenzó mi romance con ellos, pero tuvieron relación Francis Ford Coppola y Anne Rice. Con la novedad de Crepúsculo y sus secuelas, los inmortales, parecen estar más de moda que nunca.
En realidad esto no es nuevo, sólo que antes, la imagen del vampiro, era asociada a seres horribles devoradores de vida. Desde hace unos años, ha ido abandonando esa terrorífica visión para convertirse en criaturas hermosas y, en cierta medida, trágicas y románticas.
Por algo, tanto el cine como la televisión, buscan para personificarlos a esos actores que encarnan las fantasías masculinas y femeninas.
En el Drácula de Coppola, Gary Oldman es el conde. Tiene cualidades de cambiar de forma y, la de extranjero en una Londres victoriana es la mejor, pero muy alejado al personaje que imagino Bram Stoker.
Para las novias de Drácula, tres desconocidas para ese momento, pero si miran bien, encontramos al símbolo sexual italiano, Mónica Bellucci entre ellas (más de uno que conozco se ofrecería como merienda).

Para la "lujuriosa" Lucy (contrapunto de la puritana Mina), una desconocida Sadie Frost, eterna condenada sepultada con su vestido de novia.

La serie de Crónicas Vampíricas de Anne Rice me acompañó durante un tiempo. El amor, la inmortalidad, el existencialismo son los temas que esta escritora nos contó en sus diez libros.

Con Louis, Lestat y Claudia, descubrimos a unos vampiros "humanos", aman, sufren y hasta tienen remordimientos. La versión cinematográfica se desidió por actores famosos y atractivos. Brad Pitt y Tom Cruise (la propia escritora no lo veía en el papel del cínico Lestat) en los papeles principales, acompañados por Kirsten Dunst y Antonio Banderas.
Pero Tom Cruise no fue el único que ha interpretado a Lestat, en "La reina de los condenados", Stuart Townsend encarna al vampiro estrella de rock, defraudando a las legiones de fans de este personaje.
Las vampíricas de acción también están al órden del día, como Blade y sus secuelas, donde un vampiro semihumano se encarga de "mantener" en orden a la ciudad de posibles matanzas. O Underworld, con la guerra entre vampiros y licántropos, matizada con una historia de amor entre la vampira Selene (la bella Kate Beckinsale) y Michael, un híbrido vampiro-lincántropo.

La historia de vampiros adolescentes tampoco es nueva.

En Crespúsculo, Edward Cullen y su familia, siguen una "dieta" diferente, no quieren perder de todo su humanidad y viven de animales.
Esencialmente, es una historia de amor, entre Edward y Bella, una humana adolescente. Al casi desconocido Robert Pattinson, le tocó la tarea de encarnar al ser más bello de la creación (según la propia escritora, que se pasa describiendo lo hermoso y perfecto que es durante cuatro libros).
Si me remonto a mi infancia, The Lost Boys, una película protagonizada por los actores del momento (sacando a Kiefer Shuterland, ¿qué será de la vida de los otros?)debe ser la primera película que vi en este tipo de género, el de vampiros jóvenes y romance. Más cerca, la serie Buffy y su amor imposible con Angel, un vampiro con alma. Y para las que los prefieren incorregibles, existía Spike.
Hasta hace poco, coexistían tres series con vampiros como protagonistas masculinos. Moonligth, Blood Ties y True Blood.
Las dos primeras no me gustaron, vampiros investigadores que ayudan a policías femeninas, surgiendo tensión sexual entre ellos. Mejor argumento le encuentro a True Blood, donde la invención de la sangre artificial, permite la convivencia pacífica entre los humanos y los vampiros. Además de los problemas que surgen por la interrelación, la historia principal es entre Sookie, una clarividente, y Bill, un vampiro.

¿Y para qué tanto parloteo? Para presentar la primera encuesta del año. ¿Cuál es tu vampiro favorito?
Espero que Annie Lennox con su canción Love sonf for a vampire, perteneciente a la banda de sonido de Drácula, los inspire en su elección.