
Después de haber leído el libro por tercera vez y luego de The Eyre Affair, no pude con mi genio y terminé viendo la película por más que estaba esperando su estreno en cine.
La nueva versión de Jane Eyre, está dirigida por Cary Fukunaga, un director norteamericano(hijo de padre japonés y madre sueca), que proviene del ambiente del cine independiente.Una extraña selección para una adaptación de un libro tan clásico.
Filmada de forma original, queriendo apartarse de otras versiones del libro, comienza en forma de "flashback", arranca en el momento más crítico en la vida de Jane y de allí, a modo de recuerdos, se llegará a conocer quién es y lo que ha sufrido.
Como no podía ser de otra manera, la BBC no se quedó lejos del proyecto, siendo una de las productoras del mismo. Estando esta productora detrás, la ambientación es perfecta.
El vestuario es oscuro y simple, la fotografía hermosa, con una luz muy sutil, sencilla, llena de luces y sombras de velas y del fuego presente en las chimeneas. La música de Darío Marinelli, que ya me sorprendió gratamente en Orgullo y Prejuicio (2005) y en Expiación (2007), es una combinación magnífica de suavidad e intensidad.
Tanta atención a los aspectos "técnicos" me dejó con la sensación que descuidaron lo más importante, es decir, la historia y sus personajes.
Jane Eyre es una historia muy conocida, compleja y oscura. La sentí superficial y acotada.
La relación entre Jane y Rochester, que crece poco a poco en el libro, a través de conversaciones y momentos compartidos, es reducida a un par de breves encuentros que no dejan en claro porqué se enamoran el uno del otro.
Un elemento esencial de la historia, como es el misterio que esconde la casa, es reducido a casi nada.
En cuanto a las actuaciones, Mia Wasikowska, que interpreta a nuestra querida institutriz, no me convenció. Siempre vi a Jane como una joven mujer adelantada a su época, de firmes opiniones, decidida y fuerte. La interpretación de Mia Wasikowska, me pareció débil y dubitativa.
Michael Fassbender, al que consideraba muy "lindo" para el papel de Rochester, cae mucho mejor parado que su joven compañera. Muestra intensidad sin caer en exageraciones y junto al maquillaje, lo hacen un Rochester tolerable.
Lamentablemente, entre los actores, no se siente química, algo que es imprescindible para plasmar una de las parejas literarias más famosas.
Como curiosidad, la aparición de Jamie Bell como St. John Rivers, me resulta raro ver al pequeño bailarín de Billy Elliot en papeles de adulto.
Capítulo aparte para la siempre espectacular Judi Dench como Mrs Fairfax, el ama de llaves de Thornfield. Aunque un tanto desaprovechada, sus apariciones mejoran cualquier película y ya se me es difícil imaginar un clásico inglés sin su presencia.
Para alguien que no haya leído el libro o lo haya leído sin pena ni gloria, es una película de época que se puede disfrutar. No es una mala cinta. Ahora, si el que la ve, la mira con ojos de fanático de la obra, cambiará mucho la opinión sobre la misma. Lejos, en historia e interpretaciones, a las versiones de 1996 o la miniserie del 2006.
